¡Hola gastrónomos!
Ya era hora de que llegara este post y lo cierto es que no sé como empezarlo. Hace unos cuantos meses os hice participes de un cambio de vida o de las intenciones del mismo. Hoy quiero contaros cuales fueron esos pasos que he dado, esas modificaciones en mi rutina que han hecho que mi reto de convertirme en una persona más saludable vaya cumpliéndose poco a poco y lo qué me llevó hasta aquí.
Lo primero de todo, para ponernos en situación, quiero resumiros un poco mi «desastroso 2018». Ya lo he contado en las redes, pero el 2018 fue el año en el que mi cuerpo dijo de forma tímida «hasta aquí he llegado querida». ¿Por qué? Pues porque tras sufrir durante todo el 2017 un montón de periodos con dolores de estómago intensos y tener que tomar varias veces cantidades tremendas de entre otras cosas antibióticos para paliar lo que al principio empezó como una Helicobacter pilori, supuso una caída terrorífica de las defensas y unas navidades con mi querido herpes Zóster. Aunque en mi caso no esté demostrado al 100%, este último fue seguramente fruto del pésimo estado de mi microbiota tras la carga de antibióticos anterior. ¿Conclusión? No sé a que se debe pero el dolor del herpes Zóster, que auguro no tengáis nunca, me sirvió para darme cuenta de que igual tenía que ponerme las pilas y tomarme la vida de forma un pelín menos seria, o más bien, estresada.
En este post haré un resumen un poco por alto de los cambios que he hecho, pero si va teniendo aceptación y os interesa entraré más en detalle en cada aspecto en próximos post. ¿Preparados? ¡Empiezo con el rollete!
Ansiedad y psicología
El herpes Zóster, además de por un nefasto nivel de flora bacteriana, también puede dar guerra en fuertes periodos de estrés o nerviosismo. ¡Bingo! Cumplía todos los requisitos. Mi primera reacción fue llorar pensando que estaba mutando o que me había picado una tarántula, que aquí en Asturias hay muchas, nótese la ironía, y, la segunda y más madura, fue pararme a pensar y ver cuales eran mis errores. Al fin y al cabo, el cuerpo es muy listo y la piel casi siempre manifiesta lo que el cerebro por si solo no sabe decirnos, así que ese tedioso picazón en mi torso me llevó a decidirme y comenzar una terapia para combatir la ansiedad en el centro de terapia breve de Rafael Santandreu, a quien si no conocéis, recomiendo leáis en alguno de sus libros.
Esto me ayudó no solo a conseguir relativizar y racionalizar los problemas, a combatir alguna cosita que tenía anclada y, ¡sorpresa!, a mejorar mogollón la calidad de mi sueño. Actualmente, y con un diagnóstico de SII (Síndrome Intestino Irritable), este paso de controlar los nervios y la ansiedad es algo muy importante, así que sí, ¡gracias querido herpes Zóster por hacerme recapacitar!
Deporte
Aunque desde septiembre había comenzado a ir al gimnasio a horas intempestivas, en concreto, a las 7 de la mañana, mi relación no fue «sana» con la actividad física hasta enero. Con sana me refiero a que durante ese primer trimestre iba al centro deportivo y me entrenaba tan contenta, pero con ello aun no conseguía disfrutar con el deporte ni el cuerpo me pedía realizar actividad física. Digamos que seguía viéndolo, aunque menos que otra veces, como una obligación o carga más que como una forma de sentirme mejor y descargar.
Más de 5 kg caminando
En este terreno hablaré de forma más específica en otro post por si os queréis animar pero, sí, durante la primera fase baje más de 5 kg solo caminando. Me cogía los auriculares, me plantaba unas mallas y salía al Parque de Invierno, una pista que hay en Oviedo. En total, al principio, hacía 10 km y procuraba que fuera, al menos, 4 días a la semana. ¿Cuál fue mi sorpresa? Llegaba el fin de semana y me apetecía, ¡ME APETECÍA!, caminar durante más tiempo.
Lidia Bastian, mi entrenadora y dietista-nutricionista, entró en juego de nuevo. En el año 2016 Lidia me puso las pilas y conseguimos, a pesar de mi profesión, que implica comer mucho fuera de casa, adelgazar unos 7 kg de forma paulatina y consecuente. Nuestro reto actual era conseguir que yo me aficionara y tuviera una relación saludable con el deporte y, se puede decir, que lo estamos consiguiendo. Actualmente he bajado 8 kg. ¿Cómo? A caminar le hemos sumado 2 días de entrenamiento con fuerza. Para este tipo de entrenos me dejo asesorar por ella y en el Centro Deportivo Atlas me hace un entrenamiento personalizado. ¿Por qué lo prefiero?
- Me corrige la postura
- Escoge lo que mejor me viene y entiende mis limites
- Me obligo a mi misma a hacer los ejercicios si la tengo cerca
Equilibrio
Uno de los puntos más complejos de mi profesión es conseguir el equilibrio. Básicamente hay temporadas en la que te coinciden muchas catas, viajes o eventos en los que el comer en la parte básica. Eso implica que la pereza y la poca gana de hacer deporte incrementen ya que, sí, comer cansa físicamente. Y sin darte cuenta te metes en un bucle del que es difícil salir. Mi objetivo de este año era tener una relación lógica y seria con la comida para que mi trabajo y mi SII no sean incompatibles.
Por lo que si piensas que es imposible llevar una vida sana comiendo fuera de casa y que como por trabajo siempre comes fuera es imposible llevar una vida activa. ¡NO TE PONGAS EXCUSAS! Yo lo he hecho durante mucho tiempo, me ponía mil excusas para no hacer nada y seguir siendo sedentaria. Pero, también soy ejemplo de que si le pones ganas todo es posible. Adelgazar 10 kg siendo crítico gastronómico suena a chiste pero ¡NO! Es factible.
Bueno gastrónomos, hasta aquí mi historia de hoy. En próximos textos hablaré más detalladamente de cada punto y daré algunas indicaciones por si queréis sumaros al reto de disfrutar de la gastronomía pero llevar una vida sana. O lo que viene siendo disfrutar comiendo sin salir rodando.
¡Feliz semana!
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