¡Hola gastrónomos!
Aquellos que seguís G de Gastronomía en las redes sociales sabréis que estamos de viaje. Estoy junto a 3 blogueras descubriendo la Ruta del Vino de Cigales. Ellas son Carla Royo Villanova, Cristina más conocida en el mundo virtual como Garbancita y Silvia de Jugando a Las Cocinitas.
Hoy ha sido un día largo e intenso pero muy enriquecedor no sólo a nivel gastronómico. ¿Empezamos o me sigo enrollando?
07’25 salida de Oviedo y tras un viajecito en Alvia deseando que por fin acaben los túneles del AVE llegué a Valladolid rumbo a Cigales, dónde nos esperaban para visitar la Iglesia de Santiago, «La Catedral del vino». Es espectacular no solo por su estética, por fuera puro Renacimiento y por dentro Barroco tardío, si no por la grandeza de esta construcción en un pueblo que por aquel entonces no superaba los 500 habitantes. ¿A qué se debe esto? Nada más ni nada menos que a la Corona y al vino. Cigales abastecía de caldos a toda la Corona he ahí su enorme riqueza y el porque de esta maravilla de iglesia.
Parada para coger fuerzas en Las Barricas. Allí probamos unos pinchos típicos y degustamos 2 vinos que pertenecen a la D.O Cigales: Torondos e Hiriart, rosados y ambas bodegas son familiares. Una vez abierto el apetito nos fuimos al Mesón Cigales, allí nos esperaba un lechazo que tras 2 horas en un horno tradicional se hizo protagonista de nuestra mesa. Para maridar Viña Picota e Hiriart, en este caso tinto.
La anécdota: no se sabe a que temperatura está el horno. Se comprueba si el brazo puede soportar 10 segundos dentro del horno, en caso afirmativo ya está listo para recibir los cuartos de lechazo.
Continuamos visitando la bodega-aula de Interpretación de Mucientes. Una bodega en la cual pudimos observar el sistema tradicional de producción de vino. Este «aula» se encuentra en pleno barrio de bodegas de Mucientes. Surge de la iniciativa común del pueblo que busca dinamizar la cultura del vino y en concreto del clarete o rosado. (Esto del clarete y/o rosado intentaré hacer un post entero). Es muy interesante ver como se elaboraban los vinos no hace tantos años, algunas de estas bodegas estaban activas hasta hace menos de 40 años. Aquí también se encuentra la taza de Mucientes, que fue donada 1824 y que guarda un parecido enorme con el famoso tastevin de los franceses (A ver si nos lo vamos a tener que adjudicar!!!) Se especula que esta taza de plata permitía ver mejor en la bodega tan oscura gracias al reflejo de la luz pero sería interesante buscar la relación con el famoso útil de los sumilleres.
Una parada para conocer una bodega actual nos hizo conocer la actualidad vitícola de la zona. En Bodegas Sinforiano Vaquero pudimos ver como se encuentran las bodegas de la zona en plena vendimia así como probar mosto yema, es decir aquel que se obtiene por estrujado natural debido a la gravedad. ¡Delicioso!
También fue interesante observar los antocianos que se habían precipitado. (Esas cositas que brillan en la foto) Estos nos indican que el color puede ser inestable y deberemos prestar mayor atención en la maceración, ¡Interesante!
El puntazo de la tarde fue cambiar de tema por completo, al menos aparentemente, conociendo a Paco Díez especialista en instrumentos tradicionales ibéricos. Una maravilla de museo y un artista con un don innato que nos enseño su enorme colección así como sus dotes no al alcance de cualquiera. Y es que alguien como yo con 0 oído se queda perpleja ante semejante personaje. De verdad, merece la pena visitarle y conocer este lugar.
En la entrada del museo tiene un pequeño huerto con sus hierbas aromáticas y alguna que otra verdura. ¡Todo un descubrimiento de persona!
Y para terminar este día de aprendizaje y descubrimientos nos fuimos a cenar a La Posada Concejo, al restaurante El sueño del General, del que os hablaré con más detenimiento en otro post pero del cual quiero compartir con vosotros un par de platos para terminar esta entrada con buen sabor de boca.
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¡Hasta mañana gastrónomos!