¡Hola gastrónomos!
Hoy vengo con uno de esos post que parece que escribe solo el teclado, con el que me salen las palabras y la sonrisa al recordar la visita. Me apasiona descubrir sitios nuevos y más si son de mi región.
Hace unos meses recibí una llamada en la que se me comentaba la apertura de este local. No dudé ni un segundo de que el resultado me gustaría. El fruto del proyecto que me explicaban es Roble By Jairo Rodríguez, un restaurante al que fui con las expectativas muy altas y que aun así fue capaz de sorprenderme.
En Pola de Lena se encuentra este rincón donde disfrutar de la cocina de Jairo. Este joven cocinero, que durante más de 18 años trabajó mano a mano de uno de los grandes de la cocina asturiana, Isaac Loya, desarrolla aquí su forma de ver la cocina asturiana y, como no, su destreza con los postres, reparto donde empezó su andadura en los fogones.
Comenzar por hablar del servicio de sala me parece imprescindible, ya que el trato es impecable. Una breve selección de vinos y una carta reducida pero pensada con mimo hacen que sumado a las sugerencias de Paula, el acierto este asegurado. Nos recomendó probar un vino de Calatayud elaborado con uva garnacha que se sirvió en los Oscar y nos sorprendió mucho.
Nosotros nos dejamos guiar, como no podía ser de otra manera, y comenzamos con los aperitivos del chef. Unas croquetas de compango riquísimas, un macaron de tomate con mantequilla de anchoa que me fascinó y una cremita de setas.
Continuamos con unos langostinos. Ningún pero. Fritura perfecta y buen sabor.
El rape con salsa de chocolate, a pesar de ser un plato arriesgado que no ha todo el mundo encaja, estaba riquísimo y os recomiendo que lo probéis.
El roast beef se merecería un post entero. Hacía mucho tiempo que no tomaba uno así. Me cogería ahora mismo para volver a tomarlo. Punto perfecto, buen sabor de la carne, la base de patata exquisita. Mmm se me hace la boca agua.
Para rematar, unos callos de perder el sentido y, como no, mojar. Presentan por separado unas patatinas fritas que bien podrían ser las de una madre.
Y con los postres no lo pudimos evitar y probamos un montón. Solo nos quedo en el tintero el tocinillo de cielo. Probamos el hojaldre, el arroz con leche y la torrija. No os podéis ir de Roble sin probarla, nosotros de hecho tuvimos que pedir otra. ¡Una maravilla!
Aquí os dejo la ubicación en Google maps para que no tengáis pérdida.
Espero que os guste tanto como a mí.
¡Ya me contaréis!