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Séptimo programa de Masterchef: Capón canario en conserva.

Si en la primera edición estaba Jose o en la segunda teníamos a Gonzalo, resulta evidente ya en esta última etapa de MasterChef que no me iré nunca a la cama con un enemigo claro. Ni los aspirantes tampoco, porque su mayor enemigo son ellos mismos (bueno, o que Lidia de a luz de forma prematura a un androide depositado en su vientre para eliminar el chorizo de España, que nunca se sabe).

FOTO ALIEN

 

 

 

 

 

 

 

La prueba por parejas inicial, consistente en elaborar una barra de pan y un capón relleno, tuvo momentos épicos en el desastrómetro, pero siempre de responsabilidad repartida. Al pobre Fidel le tocó Sally, esa mujer capaz de exigirle a tu niño de dos años usar escuadra y cartabón para dibujar un elefante. Mandó, gritó, y vale, sacó un pollo cojonudo, pero también llamó «pinche» a Fidel y estuvo a punto de pedir que cubriesen su habitación de fotografías tamaño DIN A3 de ella misma sujetando su diploma de cocina. Mila le gritaba también a Antonio, pero como parte de esa milenaria técnica de hacer mucho ruido para que, por lo menos, parezca que estás haciendo algo.

Pero ¿qué pareja hubiesen elegido ustedes? ¿Sally para ganar sintiéndose unos perdedores? ¿Andrea y sus saltitos? ¿Pablo y su intensidad digna de los últimos diez años de carrera de Nicolas Cage?

GIF NICHOLAS CAGE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Precisamente fue Pablo junto a su pareja Kevin el ganador del dudoso honor de portar uno de los delantales negros que conducían directamente a la prueba de eliminación. ¿La forma de librarse? Ser el mejor en la prueba por equipos, en la que ambos serían líderes. A Andrea no le sentó demasiado bien que la ignorasen, pues había hecho el mejor plato junto a Carlos, y se enfadó muy fuerte y dejó de respirar y no invitó a los jueces a su fiesta de pijamas.

Tenerife y sus productos gastronómicos serían el contexto de la prueba en grupo. ¡Ah, las Islas Canarias! Esa maravillosa comunidad autónoma sin tópico claro para que yo incluya un chistecito, a ver cuando se van a Murcia y me lo ponen fácil. La prueba en general transcurrió con la normalidad de estos eventos, con destacadas intervenciones de Mila haciendo nada y de Kevin, capitán suyo, desesperado por su actitud. Desesperación que por supuesto no se nota en el tono de su voz o en la fuerza de sus movimientos, tan solo en la magnitud de despeine de su tupé y en la intensidad del brillo de sus ojos.

FOTO PERRO HORA DE AVENTURAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hubo momentos gloriosos, como la lección magistral de Jordi para el emplatado de una ensalada: colocarla en una piña o en un melón. Coño Jordi, gracias, de verdad. Te voy a decir unos sitios más donde colocar una ensalada mejora su presentación: dentro de un jabalí, al lado de un solomillo, frente a unos filetes; o si quieres algo más elaborado en la parte de atrás de un Ferrari, encima de un millón de euros, junto a Blanca Suárez en el anuncio de Intimissimi, al lado de la versión extendida en Blu Ray de la trilogía del Batman de Nolan, debajo de un gatito o sobre la melena de Megan Fox. Ponle una ensalada a esto Jordi, te queda un emplatado fantástico también:

FOTO MEGAN FOX

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otro elemento que se me escapa: ¿quiénes son exactamente esas personas invitadas a las comidas de las pruebas por equipos, que exponen su juicio de forma eternamente equivocada? En fin, una vez todo estaba recogido Pepe se saltó el juicio y sentenció a Kevin y a su equipo a pasar a la prueba de eliminación. Planitos de Kevin llorando con el Teide al fondo y ya estamos listos para el corte. Bueno, Sally dijo que si Pablo había ganado había sido gracias a ella. Por supuesto. Claro. Obvio. Faltaría más. Su majestad.

FOTO REINA DE CORAZONES

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La prueba de eliminación tenía a las latas de conservas como protagonistas, orgullo de nuestro país como productor de las mismas. Igual que con los huevos, aquello fue un mar de juegos de palabras del estilo «ya nos habéis dado LA LATA» (aplausos, lloros, fundido a negro, los juegos de palabras que emocionaron a Spielberg) y también un mar de despropósitos. Todo el mundo sabía hacer pijaditas pero aquí hay un problema de base enorme.

El eliminado fue Victor, otro de esos a los que si les cambias el peinado y el tono de voz pueden confundirse con el 90% de la población de cualquier país mediterráneo. Una buena habilidad si eres un espía, un chiste de mierda en un programa de cocina. Volverá a su vida como empresario de ambientadores, a seguir llenando el mundo de nuevos olores. Qué poesía, qué arte, qué ganas de que Carlos y Sally se peguen ya de una vez en la final y que el resto deje de cocinar cosas crudas.

Uy, hoy me he despachado a gusto gastrónomos. Siento el rollo, cuéntenme cosas en Facebook y por aquí, que yo respondo siempre, que es muy triste el odio en soledad. Nos vemos pronto, ¡saludos!

Semejante Ramera

 

By Santi Alverú

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