Gastrónomos hoy vamos a Tenerife. Esta isla está llena de sabores y sensaciones para el paladar. Los guachinches son los locales tradicionales propiedad de viticultores tinerfeños. Se trata de pequeñas y familiares bodegas que reciben la autorización temporal para abrir estos peculiares establecimientos hasta que se acaba el vino en su cosecha. Cada día se llena de turistas y de habitantes de la isla que dan buena cuenta los caldos que orgullosamente son servidos por las mismas manos que lo producen.
Esta idea surge de la necesidad de los viticultores para vender sus productos. Con el paso del tiempo se han convertido en una alternativa barata a los restaurantes. En estos lugares podemos encontrar un ambiente hogareño y acogedor. La mayor concentración de guachinches está en la vertiente norte de la isla. Esto lo podemos ver gracias a una aplicación móvil llamada Guachapp que ofrece al usuario una amplia basa de datos con establecimientos así como un mapa interactivo que te permite trazar una ruta hasta el guachinche.
La cultura del vino en esta isla no se entiende sin los guachinches. Estos locales se han convertido en punto de encuentro entre amigos, familias y amantes de la cocina más tradicional. El tinerfeño a la hora de elegir el guachinche a visitar da prioridad a la calidad del vino más que a la carta. Lo habitual de la población local cuando va de guachinches es visitar más de uno, solo cuando van en grupo o en familia se elige para disfrutar de un festín gastronómico.
Normalmente están situados en los garajes de las viviendas y es frecuente encontrarse una familia entera trabajando en el mismo. Si queremos degustar los platos de la cocina canaria en todas sus variedades no hay mejor sitio que estos establecimientos. Es aquí donde se aprecian los platos preparados con productos derivados del sector primario en Canarias, es decir, del mar, de la ganadería y de la agricultura.
Me despido hasta la próxima semana.
¡Saludos!
Carmen Umpierrez
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