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Un plan por 4000€ con Meliá Mar. ¿Soñamos?

¡Hola gastrónomos!

Es miércoles, ayer era fiesta en Oviedo y hoy descubro este planazo. ¿Empezamos a soñar ya? ¡Vamos! Imaginad una voz suave mientras leéis esto, la típica voz en off hipnotizante. Si mientras lo lees enciendes una vela con aroma a verano, consigues un punto más de realidad. ¿Ya? ¿Preparados? ¡Empiezo!

Érase una vez una pareja.

De amigos, novios, primos. Ahí no me voy a meter. Pero, eso sí, dos personas adultas que se gastaron 4000€ euros en una experiencia en el hotel Gran Meliá Mar: la Excepcional Experience. Estamos soñando, no seas rata y digas «jo, qué caro». Continuemos.

Son las 9 de la mañana y una Lady in Red da la bienvenida y acompaña a los dos seres humanos -que de ahora en adelante se llamaran «x» e «y»- al restaurante Arreis, donde Meliá les ofrece un desayuno de productos mallorquines en 5 etapas -aun no sé lo que es esto, pero me informaré- diseñado por la reconocida chef Marga Coll.

A las 11 de la mañana, sin prisas tras el primer homenaje gastronómico del día en Arreis, los dos seres humanos -que de ahora en adelante se llamaran «x» e «y»- son llevados a la playa donde en un llaüt -la típica embarcación mallorquina- les espera el capitán del barco listo para zarpar y visitar las calas secretas de la isla durante todo el día. Fondos marinos, paisajes secretos, agua templada… ¿Por qué señor, por qué? 

Ya en el barco, litros y litros de Dom Pérignon y platos typical spanish. (No te imagines los típicos platos de las cartas con foto para guiris, que nos conocemos). Estamos hablando de embutidos ibéricos, quesos de la tierra, tramezzinis… Yo les saldría cara seguro.

Bueno, para que «y» no se queme, Clarins se ha encargado de traerles un kit de amenities para navegar, ojo palabras textuales, «como un marinero con clase».


Ayer me pasaron un whatsapp que decía lo siguiente:

«todo empezó cuando una amiga de Meghan le organizó una cita a ciegas con el príncipe Harry. No digo que mis amigas lo estén haciéndolo mal, pero podrían estar haciéndolo mejor».

Que no aspiro yo a casarme con un príncipe porque las tiaras me quedan fatal pero, oye, a un plan de estos no le hacía ascos. Pues eso. Ahí lo dejo.

 

Firma Carmen Ordiz

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