«Me gusta ir a comprar y que me llamen por el nombre, que sepan lo que quiero y lo que no. ¡Eso es una Plaza de Abastos! ¿Cuanto hace que no vas a comprar y ya saben lo que te gusta?»
Me dijo Aitor Luis, amigo y propietario de Exclusivas Luis Vega. Y tenía razón, si me ponía a pensarlo, últimamente por comodidad o por falta de tiempo me estaba dirigiendo más a menudo que normalmente a tiendas sin «alma» e impersonales que no tienen ese encanto que tiene una plaza de abastos.
Aitor a parte de hacerme reflexionar, quería plantearme hacer una colaboración diferente: pasar un día en la plaza junto al fotógrafo Fausto Garcia analizando, fotografiando y filmando la vida del mercado. Acepté encantada. Me encanta la «vidilla» que tienen estos lugares y envidio muchísimo a la gente que puede hacer las compras allí. Sé que muchos estaréis pensando que no tengo excusa, que si quisiera podría quitarme 10 minutos de otra cosa e ir al mercado del Fontán pero que alguien me ayude a organizarme que no soy capaz.
Bueno, a lo que vamos, llegué por la mañana a La Felguera. (Tras perderme en coche, cómo no) La plaza empezaba a recibir a los más madrugadores, a los que los sábados por la mañana les gusta ir a hablar con sus tenderos de confianza y sentir los olores y sensaciones del mercado tradicional.
Fuimos uno a uno, puesto por puesto, saludando, conversando con ellos, fotografiando y filmando. ¿Qué me sorprendió? El buen rollo que tienen entre ellos, sean sus tiendas del mismo tipo de alimentos o no. La competitividad allí presente es sana. Llegamos hasta a pensar que era un buenrollismo causado por la presencia de las cámaras pero no. Son así y lo viven así, les gusta lo que hacen, disfrutan del trabajo y por ello no tienen envidias.
Lo más entrañable que vi fue a un señor, apoyado en su puesto, visualizando como su hijo trabajaba. Estaba saludando a la gente que iba a comprarles la fruta y recordando los 50 años que paso en ese rinconín. Le pregunte que si lo echaba de menos. La respuesta me sorprendió: «Lo tengo cerca», dijo sin dudar. Y así era, iba todos los días, así que realmente aunque ahora lo viera desde la otra parte del ruedo seguía teniendo el mercado muy adentro. No se había despegado nunca del todo. ¡Qué alegría después de tantos años amar tu trabajo!
A continuación me encantaría compartir con vosotros algunas de las fotos que Fausto hizo esa jornada. De los puestos, de la gente, de sus productos. Además destacar la calidad de los puestos que hay en esta plaza. Desde carnicerías hasta las queserías más «top» pasando por fruterías o pescaderías muy selectas. ¡Un mercado de 10! Volveré pronto con otra entrada en el blog pues aun me queda mucho que contaros de este sitio. ¡Allá vamos!
Su gente:
Sus productos:
Aquí os dejo un vídeo de cosecha propia en el que intento trasmitir lo que viví allí:
¿Conocíais este mercado?
¡Un abrazo gastrónomos!
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