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Juegos de memoria olfativa

Hay quien se define como analfabeto sensorial. Son aquellas personas que creen que no son capaces de distinguir sabores ni memorizarlos. Más de una vez he oído a algún amigo decir «qué envidia que tengas memoria olfativa». Ante esto yo siempre pienso que tremenda estupidez acaba de soltar, aunque exteriorizo con tono de comprensión un «tranquilo todo se ejercita» y me miran con cara de alucine. Como ya comentaba en una entrada en este mismo blog en la que hablaba de este tipo de memorización, el olfato es, demostrado científicamente, el primer sentido que nos permite tener memoria. Desde el olor de nuestra madre, sin ir más lejos, hasta el perfume de aquella persona que se fue y que pareces oler en todos los rincones de la faz de la tierra. ¿Te suena esta historia? Pues, ¡Eureka! Sí, adios al analfabetismo, tienes un memoria olfativa inmensa por explotar.

La gastronomía permite un arsenal de posibilidades en cuanto a nostalgia gustativa se refiere. Podemos convertirnos en auténticos maestros de la memoria olfativa con acciones del día a día. Podemos disfrutar degustando aquella chuchería que no probábamos desde la escuela, podemos emocionarnos oliendo desde el rellano un guiso de la vecina que nos recuerda a aquellas recetas que con tanto amor nos hacía nuestra abuela, tendremos la posibilidad de viajar en el espacio-tiempo sin ni siquiera tener que movernos del sillón.

¿La clave? Entender que si algo no lo hemos olido o probado con anterioridad es imposible que lo recordemos.

¿El truco? Comenzar desde hoy a concentrarnos en todos y cada uno de los aromas que nos rodean.

Un juego que me encanta hacer con niños (y no tan niños si se le sube el grado de dificultad) es ponerles 5 muestras sencillas. Por ejemplo:

  • café
  • canela
  • laurel
  • albahaca
  • vainilla

En primer lugar, les pido si pueden olerlas y memorizarlas. En segundo lugar, les digo que cierren los ojos y les paso una a una las muestras. Muy sencillo y suelen acertar todo a la primera. Por último, les animo a probar con otras 5 muestras más que quieran y de las 10 les pongo 3 a ojos cerrados. Despertar la inquietud con un juego puede facilitarles el día de mañana la degustación de muchos productos y, a mayores, a valorar los productos y disfrutar comiendo de forma consciente. Parece una tontería pero poco a poco la memoria olfativa va creciendo y se convierte en todo un placer poder sacar, por ejemplo, los aromas en un vino cuando eres adulto.

Según María Isabel Miranda Saucedo de la UNAM “más de la mitad de lo que se detecta como sabor procede de lo que el olfato capta a distancia de las partículas de los alimentos que se desprenden y se disuelven en el aire. El olor potencia al gusto.” 

¡Tenéis un largo camino para disfrutar de los sentidos al máximo!

G de Gastronomía

Foto de portada de Tom Hermans

 

 

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