¡Hola gastrónomos!
Hoy aprovechando que era el día de Asturias, nos fuimos a la finca que tienen mis padres en lo alto del monte de Vallobal, un pueblito de Piloña. Ir a esa casa es sinónimo de gastrodía y hoy no fue para menos.
Para que os pongáis en situación mi padre, a quien cito con frecuencia en el blog, es un gran amante de la cultura gastronómica y por tanto de la cocina, además, que quede entre nosotros, tiene mucha mano y es un gran chef. En esa casa de campo, donde va cuando tiene tiempo libre, se dedica a practicar su pasión por los fogones y hacer unas creaciones de infarto.
Este post lo escribo para gritar a los cuatro vientos que me encanta la gente que se dedica a la cocina por amor al arte, que les gusta y en sus momentos de ocio se entregan a ella. Aman todos y cada uno de los momentos que ésta conlleva: comprar, cortar, hornear… Obviamente, también admiro a los chefs profesionales, pero la gente que tiene esa pasión sin ánimo de lucro por la gastronomía me parece digna de mención. Cuantas abuelas, madres, padres, solteros, estudiantes que dedican sus horas a mantener vivas las recetas en la historia. Merecen reconocimiento.
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Todo esto me recuerda al anuncio de Carbonell del aceite en el que sale, entre otras personas, una niña adorable dando las gracias a su madre por hacerle macarrones (prometo no me pagan por poner el spot)… en fin, yo no voy a ser menos. ¡Gracias papa por tus guisos y por transmitirme ese amor por los buenos alimentos!
Sin enrollarme más os dejo con las fotos de los platos con los que nos sorprendió mi chef preferido pues pueden servir como idea para una comida con amigos:
Espero que hayáis tenido un feliz día de Asturías,
Fdo:
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