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5 tips para hacer la compra

¡Hola gastrónomos!

Si hace poco hablábamos de perder el miedo a cocinar o de cómo poner la mesa, hoy vengo con otra fobia bastante frecuente: ¡HACER LA COMPRA!

¿Pero qué tiene hacer la compra que nos convierte en seres indefensos, temblorosos y perdidos? Ésta fue otra de las preguntas y situaciones con las que me enfrenté en mi recién estrenada independencia cuando llegué a vivir a Italia. Sola en el supermercado. El supermercado y yo. ¿Y ahora qué? Llevaba toda la vida acompañando a mi madre, a mi abuela, a la asistenta, a mi padre (¡a todo el mundo!) y de repente me he visto en la soledad de los pasillos sin saber hacia donde dirigirme. Volví a casa con muchas bolsas, sí, pero todas llenas de cosas que no necesitaba.

Recuerdo que en primero de carrera llamé a mi madre indignada porque un paquete de jabón de lavadora costaba 14€. Mi madre me respondió «hija, ¿cuánto creías que costaba?». Y así fue como me di cuenta de que nunca, nunca, me había fijado en el precio de las cosas cuando iba al supermercado. Esa historia quedó como anécdota ideal para que mi madre se la contase a sus amigas, y a mi, me sirvió como lección para la nueva vida que me esperaba.

Yo de pequeña. Apuntaba maneras.

Pronto fui aprendiendo a hacer los recados con un orden y fui entendiendo el porqué de algunas conductas de los consumidores y de los propios encargados de marketing de los supermercados. El porqué de colocar los huevos Kinder al lado de la caja para que el típico niño «pesadito» amargue a su madre hasta que se lo compre o la casual colocación de las maquinillas de afeitar al lado de la caja para que los más despistados no se olviden de tener una cara suave como el culito de un bebé. Con todo esto me acerco al titulo, al «que la compra se haga contigo».  Las grandes superficies están hechas para captar nuestra atención y hacer que despertemos nuestro lado más consumista.

Lo ideal sería poder realizar nuestras compras en el mercado local y yo siempre que puedo lo hago para no tener que recurrir a estos hiper, súper y demás, pero por los ritmos que llevamos a veces se nos hace prácticamente imposible encontrar el momento y tenemos que acercarnos a las grandes superficies donde podemos encontrar desde pan hasta ruedas de invierno. That’s life!

En el post de hoy quiero compartir con vosotros las pautas o consejos que yo sigo para que la compra no me posea y acabe trayendo de todo a casa menos lo que realmente necesito. ¿Te sientes identificado? Sigue leyendo, aquí van 5 tips:

 

1. Cero hambre.

El hambre puede ser el peor enemigo de tu cesto de la compra. Las peores horas para ir a rellenar la despensa son antes de comer y antes de cenar, o bien, las horas en las que solemos poder ir a hacer la compra, pausa almuerzo y después del trabajo. Para luchar contra esto lo mejor será engañar el estomago y comer una manzana o una barrita o lo que más os apetezca antes de meter el pie en ese lugar lleno de pecados de gula. Creedme, lo he hecho mil veces, he ido muerta de hambre al súper y he vuelto con todo tipo de «asquerosidades» a casa. Con el estomago vacío estaremos más expuestos a comprar comida basura. Es así.

Cero hambre

 

2. Lista detallada.

Yo antes tendía mucho al típico «ya me inspiraré allí» y acabar comprando el triple de lo que necesito. Para evitar cosas innecesarias haz una lista más o menos especifica de lo que verdaderamente necesitas. Yo solo dejo de manera genérica los productos perecederos (carne, pescado, verduras…) según lo que ofrezca el mercado, el resto lo llevo bien marcadito en mi lista.

Ultimamente estoy usando una aplicación para el iphone que hace tu lista de manera muy gráfica e ilustrada.

3. Decisión. 

Procura ir decidida al pasillo pertinente. Los supermercados están diseñados para que caigamos en la tentación de chocolates, patatas y demás. Al ir con tus lista bien definida de cosas estrictamente necesarias tienes tu «guía» para ir a por lo que necesitas sin dar palos de ciego y sin «pecar». Siempre y cuando en tus lista no estén ya esos pecaditos claro.

4. Piensa. 

Tomate tu tiempo para pensar que es lo que vas a cocinar y si vas a tener tiempo para consumirlo. Yo suelo pensar en el súper los menús que voy a hacer, voy a la sección de verduras por ejemplo y compro en función de lo que cocinaré y lo que ofrezca el mercado. Lo normal sería pensarlo en casa y en base a eso hacer la lista de la compra, pero como ya os habréis dado cuenta, no soy muy normal… Shhh, no se lo digáis a nadie!

5. Tómate tu tiempo. 

Así empieza el punto anterior y esto creo es uno de los puntos más importantes. Las cosas a toda prisa no suelen salir bien a no ser que seas Usain Bolt. Disfruta de hacer la compra, y aunque lo detestes intenta sacarle su lado positivo. Regálate unos segundos para mirar las etiquetas, para pensar en lo que te apetece comer, en lo que deseas cocinar. Un buen gastrónomo ha de disfrutar cocinando pero también comprando.

 

Bueno gastrónomos hasta aquí mi post de hoy aunque yo también tengo una preguntita que quizás vosotros me podréis responder: ¿Por qué siempre hay una hoja de lechuga en el carrito?

¡¡Disfrutad de la compra gastrónomos!!

G de Gastronomía

3 comentarios

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