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Me vuelvo a confesar: mis manías gastronómicas

¡Hola gastrónomos!

En mi afán de que me conozcáis un poco mejor hoy toca confesión. Desde bien pequeña amo la gastronomía y desde que aun no llegaba a las mesas ya empezaba a asomar alguna que otra manía gastronómica. Hoy quiero confesarme y que vosotros también lo hagáis dejando un comentario. ¡Qué no voy a ser yo solo la que suelte info!

Una de mis principales rarezas es cotillear los baños de todo local que piso. Mi querida madre siempre ha dicho que podría hacer una guía exclusivamente de baños del mundo. Desde temprana edad apuntaba maneras.

En el apartado estrictamente gastronómico también hago un hueco al pan. Si el pan de un restaurante es malo probablemente me cueste más recomendarlo. Me parece muy importante cuidar cada detalle y más uno tan importante como el PAN. Con el café más de lo mismo. Por cierto, el café solo, sin azúcar y muy intenso.

En cuanto a cosas extrañas no relacionadas con el sabor y sus vertientes está mi obsesión con mirar las esquinas de todos los restaurantes donde voy. ¿Algún aracnofóbico que lo entienda?  No suele pasar pero allí donde hay campo hay araña y es difícil controlarlas. Me pasa en general y no solo en los restaurantes. Si hay un bicho lo veo yo siempre.

Si la cocina es a vista me puedo pasar todo el almuerzo mirando como trabajan y analizando el pase. ¡No lo puedo evitar!

Odio los locales que tienen la televisión puesta con volumen en el comedor. Me distrae y me enerva a partes iguales. Gracias a Dios son los que menos los que siguen con esta práctica.

Esto no es manía pero suele pasar: rompo vasos y cosas. Lo admito, de pequeña en mi casa me llamaban Carmen Rompevasos. He de decir que últimamente ya no los rompo con tanta frecuencia, aunque la fama ya la tengo y no me la quito. No es que lo haga aposta pero no sé tengo superpoderes para romper cristal. ¡Es un don! Añado que mi madre cuando entramos a tiendas en las que hay vajillas sufre un montón. Mamá si estás leyendo esto relájate, estoy dejando de romper cosas.

Entre las cosas que odio está sentarme de espalda a la puerta. Pura herencia de mi padre. Lo hago si me toca pero me pone nerviosas no controlar quien entra y sale. Si puedo me siento ojo avizor para tenerlo todo bajo control.

Estas son solo algunas, ahora os toca a vosotros. ¡Quiero manías!

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¡un abrazo gastrónomos!

Firma Carmen Ordiz

 

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