En el mundo de la identidad corporativa, es complejo discernir las iniciativas pensadas sólo para construir o lavara una imagen empresarial de aquellas pensadas primero con criterio cabeza y corazón y luego derivadas hacia ese beneficio que es inevitable y merecido. Ambas opciones son loables, pero la segunda sienta mejor a la hora de hablar sobre ella, como es este caso.
Fundada en 1968 en Ámsterdam, la empresa Makro, es con sus más de 700 tiendas abiertas en cuatro continentes, el servicio de ventas al por mayor más grande del mundo. Tras unos años en los que se ha visto afectada por la crisis, reduciendo su facturación (854 millones de euros en 2014, un 2’6% menos que en 2013) y obligando a cerrar algunos centros, todo apunta a una mejora de su situación como parte del positivo camino económico que vislumbran tanto sus dueños como la propia Europa.
Si os aburro con datos, es para proporcionaros un contexto que ayude a comprender lo que supone Alma Makro. La iniciativa consiste en encontrar pequeños productores faltos de recursos a los que poder apoyar, buscando recuperar la tradición en la gastronomía, en las formas de producción y el valor de los productos naturales. Incluso han redactado un manifiesto a este respecto, que habla de «volver a poner alma a las cosas que hacemos».
Que una empresa como Makro se sitúe a tu espalda, prometiendo una distribución a medida en sus centros de toda España, ha resultado ser todo un espaldarazo según cuentan los propios beneficiados y parte del proyecto. Desde buey cántabro Tudanco hasta cebolla de Guayonge en Tenerife, pasando por marisco de las Islas Cíes o queso Gamoneu de Cangas de Onís, todos los pequeños productores hablan de seguridad y tranquilidad desde que Makro llegó a sus vidas.
Y hablan, porque Makro, además de conocer a cada uno de ellos y de tratar sus necesidades de forma personalizada, se preocupa de ponerles cara. No sólo en los materiales promocionales, también en el evento organizado en Madrid a finales de mayo contamos los allí presentes con la presencia de Fernando Alcázar (verduras en Aranjuez); los responsables de ASOMA, el azafrán solidario de Castilla y la Mancha o Hermenegildo Aranda, orgulloso productor de embutidos en la zona de Montes de Toledo.
La campaña que han llevado a cabo, gestionada por la agencia de publicidad El ruso de Rocky es otro punto a favor del saber hacer que Makro está demostrando. En manos de estos profesionales, sus productores llegan a los corazones de aquellos que se topan con sus vídeos, con sus testimonios. Estilo publicitario de ritmo pausado, cercano y focalizado, que usa las redes como medio de propagación y prefiere contar historias y conectar con el público a llenar sus trabajos de promesas, eslóganes o colores corporativos.
Ahora, os toca a vosotros buscar información sobre esta iniciativa, y si os convence, no dudéis en acercaros a adquirir los productos de los que he hablado. Los tenéis más cerca de lo que creéis.
Un saludo, gastrónomos.
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