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¿Agua del grifo o embotellada?

¡Hola gastrónomos!

Hoy, además de tratar de responder a la pregunta con la que se abre este texto, vengo con una pequeña narración con la que pretendo que os animéis a hacer una visita por Asturias. Y hablo de una «pequeña narración» porque sintetizar mi visita a Fuensanta sería muy complicado. Hacía mucho tiempo que tenía en mi lista de cosas pendientes visitar este pueblo de Nava y, más en concreto, la casa del agua minero-medicinal asturiana que lleva acompañándome desde que nací. Finalmente, tuve la suerte de hacer esta visita de la mano de Esther Cueli, su directora, quien no pudo ser mejor anfitriona ni explicarme con más pasión lo que allí hacen: embotellar una joya de la naturaleza asturiana y cuidar el entorno para conservarla.

Lo primero, y lo que más me sorprendió, fueron las dimensiones y la ubicación. Al entrar se encuentra la planta de logística, que me atrevería a decir tiene uno de los entornos más privilegiados de España: el río a su izquierda, rodeada de verde y de aire puro y con el Balneario a su espalda. Edificio en el que se conserva la bañera de mármol de Isabel II, quien acostumbraba a visitar la tierrina para beneficiarse de las propiedades de este agua curativa. Os recomiendo que si queréis saber toda la historia, desde que se encuentran las primeras referencias en el siglo 13 hasta hoy, vayáis y lo descubráis in situ. Merece la pena .

El secreto

Al entrar en el edificio del antiguo balneario descubrí el quid de la cuestión de este agua gracias a las explicaciones de Esther y un esquema con un diseño muy chulo en que se detalla el secreto de este agua. Y es que la clave está en su «viaje de cientos de años». Todo comienza cuando recién caída de las nubes aterriza en la Sierra de Peña Mayor, a 1250 metros de altura, y comienza a recorrer ríos, riachuelos, manantiales y bosques, comenzando también así su filtración. La clave del este agua está justo ahí, en ese filtro natural que se realiza por medio de un recorrido profundo y lentísimo a través de materiales calcáreos de la edad carbonífera, adquiriendo una composición equilibrada y única. Tras el largo recorrido, el agua descansa a más de 300 metros de profundidad en un acuífero con una edad geológica de más de 10 mil años de antigüedad que es la auténtica joya de la corona de la casa. El agua se mantiene inalterable preservando toda su pureza y mineralización durante siglos, propiedades que adquiere en este viaje y que la dotan del apellido «minero-medicinal» que con tan orgullo luce. Pero…

Qué es un agua es minero-medicinal

Según la Sociedad Española de Hidrología Médica, las aguas minero-medicinales son aquellas aguas que, por su composición química, física y físico-química, tienen propiedades terapéuticas. La utilidad terapéutica de un agua está avalada por el Estado mediante su declaración de Utilidad Pública y su declaración de agua minero-medicinal.

El agua mineral natural de Fuensanta ha sido declarada ‘minero-medicinal’ desde 1846 por ‘sus probadas propiedades terapéuticas’. Es un agua rica en bicarbonatos, que facilitan la digestión y neutralizan la acidez de estómago, y en calcio, que contribuye a la mineralización de los huesos y dientes. Además, es baja en sodio. 

 

¿Todas las aguas embotelladas son iguales? ¡No!

De las más de 100 aguas minerales embotelladas españolas que hay en el mercado, tan solo menos de una veintena son minero-medicinales. Por lo tanto, no, no todos los aguas son iguales. Para que se denomine agua mineral-natural, esta debe ser envasada en origen con unas condiciones de extrema asepsia para proteger su pureza original y mantener todas sus propiedades intactas. En este caso, como se trata de una agua mineral, y a mayores medicinal, el agua captada en el manantial del Balneario de Fuensanta es directamente embotellada, sin ningún tipo de manipulación humana, para conservar intactas toda su pureza y propiedades minerales que le ha conferido ese viaje largo y lento que describía antes y que dota a este agua de esa composición minero-medicinal, o bien con propiedades terapéuticas demostradas. 

Conclusión: ¿agua del grifo sí o no? 

Aquí no me atrevo a mojarme abiertamente, nunca mejor dicho, pero lo que si que tengo claro a raíz de investigar un poco es que hay una diferencia notable más allá de que el agua del grifo pasa por cañerías y el agua embotellada mineral va directa de la naturaleza a la botella. ¿Cuál? En un texto, el doctor Francisco Maraver, presidente del Comité Científico Instituto y profesor titular de la Cátedra de Hidrología Médica de la Universidad Complutense de Madrid, hablando del agua del grifo explica que «la legislación española permite tratarla con más de ochenta productos químicos, bactericidas y alguicidas, algo que está absolutamente prohibido en el agua envasada». ¿Por qué? No lo sé. Tranquilidad, no estoy diciendo que el agua del grifo sea veneno y, por supuesto, también hace su función de hidratar pero, personalmente y en conclusión, aunque seguiré informándome, creo que voy a seguir bebiendo agua embotellada de mi tierra que, además, aunque algunos me miren raro, está muy rica.

Os voy a dejar aquí el artículo de la agencia EFE que me gustó mucho y del que extraje las palabras del Doctor Maraver.

 

Me ha suscitado curiosidad el tema de las aguas, así que me he puesto manos a la obra a leer e informarme.

Prometo volver con más detalles. ¡Nos leemos pronto gastrónomos!

 

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