Musicales y gastronomía: sí se canta en la mesa

¡Hola gente de G de Gastronomía! ¿Me echabais de menos? Seguro que sí. Para haceros más fácil el regreso a la vida normal vuelvo, y conmigo las referencias gastronómicas en vuestras películas, series y programas favoritos. Hoy en una nueva edición de El cuerpo h… digo Cine y Gastronomía: el musical.

Un musical es una obra, bien pensada para teatro bien para cine, en la que el hilo conductor se desarrolla mediante canciones. Es fácil, por tanto, encontrar a los protagonistas cantando porque están tristes o son felices, pero también porque llueve, porque amanece o porque acaban las clases. Las piezas funcionan también a nivel de guion, pues mediante las canciones los personajes se definen, se presentan, los bandos son delimitados y se asientan contextos y puestas en escena.

Es lógico que la comida se cuele en los cánticos. Ya lo hace fuera del propio género: cantar es una forma muy habitual en el cine para expresar reacciones ante el hambre. El desenfreno del chocolate caliente que sirven en Polar Express de Robert Zemeckis no resulta una reacción tan alocada si pensamos en la satisfacción que nos produce esa bebida en invierno. Las canciones de taberna de Pippin y Merry a lo largo de El Señor de los Anillos es otra reacción conocida: si uno celebra algo, bebe, está contento y, ¿por qué no?, canta.

Dentro ya del musical, un clásico como Mary Poppins tiene dos referencias directas a la comida. Una, al azúcar que hace pasar mejor la píldora, las medicinas que dan a los niños. La otra, al pan que le dan estos a las palomas, y que se compra por dos peniques. En Los Miserables, al llegar a la pieza donde el matrimonio Thenadier presume de las estafas a sus clientes, estos cantan también sobre la dudosa procedencia de su cocina.

Food beyond compare. Food beyond belief
Mix it in a mincer and pretend it’s beef
Kidney of a horse, liver of a cat
Filling up the sausages with this and that

Charlie y la fábrica de chocolate es un ejemplo más claro. De nuevo los dulces provocan euforia, aunque sea en los Oompa Loompas, las criaturas que trabajan para Willy Wonka. Si la versión de 1971 se ha quedado un tanto anquilosada, anacrónica, con un montaje arcaico que favorece una estética y unos ritmos nada pegadizos hoy en día, la obra de Tim Burton juega con varios registros para poder adecuarse a los hábitos alimenticios y de conducta de cada niño que va desapareciendo.

Finalmente, la que tal vez sea la canción más emblemática sobre comida en la historia del cine. Food, glorious food, presente en el musical de 1960 Oliver!, basado en las aventuras de Oliver Twist y que daría lugar al oscarizado clásico de 1968. En la pieza, compuesta por Lionel Bart, los niños imaginan l unísono una enorme variedad de platos de los que carecen en el orfanato, mientras admiten que la comida, o más bien la ausencia de ellas, es el centro de sus vidas.

Más tarde, unos buitres versionarían este éxito en una de las pocas partes acertadas de las secuelas del clásico de animación Ice Age.

Y esto ha sido todo en esta primera entrega del nuevo curso. Espero haberles entretenido un rato y haberles también ofrecido una playlist para levantarse de mejor humor en septiembre. Porque ya saben que en el cantar, como en el comer, todo es empezar. ¡Espero sus comentarios, peticiones y ruegos! ¡Pronto más!

By Santi Alverú